NO SIEMPRE GANA EL QUE MÁS GOLES METE

NO SIEMPRE GANA EL QUE MÁS GOLES METE

El Anfiteatro, Nr. 42

HOY ENTREVISTAMOS A: CARMEN GARCÍA, PEÑA AT. DE ALEMANIA

Desde Colonia, la presidenta de la Peña Atlética de Alemania cuenta su forma de ver la vida en rojiblanco, expone la realidad de los peñistas de fuera de España y hace balance del “I Encuentro de Peñas Europeas”.

Carmen García no entiende la vida sin el Atleti. Nunca lo ha hecho, a pesar de los kilómetros, los aviones y los viajes de ida y vuelta. Con diecinueve años, puso rumbo a Colonia para seguir el camino que sus padres, emigrantes españoles, habían trazado en el 60 y habían recorrido de vuelta en el 67, con motivo de su nacimiento. Allí ha echado raíces, pero sin perder de vista Madrid y el Metropolitano. Licenciada en Filología Hispánica y gran amante de los idiomas, ayuda a atléticos de diversas partes del mundo a formar su peña, mientras preside la suya propia. Atiende a El Anfiteatro con su simpatía y desparpajo habituales.

Todo el mundo le preguntará lo mismo, ¿Qué hace una atlética empedermida como usted viviendo en Alemania?

Yo me fui a Alemania en el 89, y en ese momento era muy extraño ser español allí. La generación de nuestros padres, la que había emigrado años antes, ya había vuelto y había dejado un vacío que se fue llenando con los que llegamos después. Una cosa que me daba mucha rabia es que cuando la gente me preguntaba de dónde era y yo les decía que de Madrid, todos me contestaban lo mismo: “¡Ah, Real Madrid!”. Me sentaba fatal (risas). Pero es que al Atlético no se le conocía. Ha empezado a subir ahora, no nos olvidemos de eso.

¿Por qué es Carmen García del Atleti? ¿De quién lo mamó?

Yo iba con mi padre al Calderón. Él era socio desde el 42 y aunque luego se fue con mi madre a Alemania, al regresar lo siguió siendo. Vivíamos muy cerca de la Plaza de los Cármenes, al lado del estadio, y el Atleti en mi casa ha estado presente siempre. Con 19 emigré, pero no perdí nunca esa afición. Recuerdo oír el himno del Atleti con mi padre en el magnetofón, ni siquiera en el cassette. Imagínate (risas). Él me contaba que la construcción del Vicente Calderón la siguió desde Alemania, por la radio. Nunca perdió el vínculo y yo, años después, tampoco.

¿Cómo recuerda su infancia?

Iba a un colegio de monjas, y todos los miércoles, coincidiendo con la misa, dos chicas que también eran del Atleti y yo nos escapábamos para ver entrenar al equipo en el Calderón. Teníamos 8 0 9 años y era la época de Hugo Sánchez, de Arteche… Como íbamos con el uniforme y siendo tan pequeñas, llamábamos mucho la atención. Nos decían: “¿Ya estáis otra vez aquí?”. Pero nos dejaban entrar sin ningún problema. Las cosas han cambiado tanto…

Anécdotas de ese tipo debe tener varias…

No sé si te acordarás de una foto de Butragueño en la que se le salió el pantalón y se le vio todo. Se hizo muy famosa. Pues un día, en el kiosco que había de camino al colegio, se formó un gran revuelo con la foto, un montón de niñas comentando. .. Te puedes imaginar. Llegué yo y lo primero que se me ocurrió decir fue: “Cualquiera del Atleti los tiene más gordos” (risas). El kiosquero se lo contó a mi padre entre risas y el comentario se acabó convirtiendo en la comidilla del barrio.

De mayor, colaboré con una editorial para escribir un libro sobre el Atleti en alemán. Se llama “111 motivos para amar al Atlético de Madrid”, y de esos 111, escribí yo ochenta y pico. Estoy muy orgullosa del libro porque es el único que existe sobre el Atleti en alemán.

¿En Alemania hay mucho atlético?

Sí, el Atlético es un equipo que polariza. Sobre todo, desde la llegada del Cholo. Somos ese David contra Goliat. Esa es la imagen que se tiene de nosotros. La de un equipo revoltoso, que molesta. Recuerdo que la última vez que eliminamos al Bayern de Múnich en Champions, fui al fin de semana siguiente a ver un partido del Colonia al estadio con la camiseta del Atleti y la gente me aplaudía en el campo, por haber eliminado al Bayern (risas). El Bayern es como el Real Madrid aquí, un equipo con pasta, que tiene sus chanchullos y que, por tanto, no despierta simpatía.

Cada vez somos más aficionados en Alemania. Hemos jugado bastantes veces con equipos alemanes y ya nos van conociendo. Cuando les toca jugar contra nosotros dicen: “Vaya faena”. Y es que saben que somos impredecibles, que tienen que tener cuidado. Me gusta esa imagen. Se nos reconoce por lo que luchamos. Es una cosa que se valora mucho en Alemania. Aquí se vive todo de forma muy apasionada.

Volviendo a su historia, ¿Cómo fue el momento en que echó a volar lejos de España?

Yo estudié Filología Hispánica, pero después me especialicé en idiomas y me marché a Alemania para aprender alemán. Al principio estás tan deslumbrada con todo lo nuevo que no te das cuenta de todo lo que dejas atrás. A mí, al menos, me pasó. Sin embargo, llega un momento en el que lo empiezas a echar de menos. Dices: “Joder, este domingo me hubiese gustado ir al fútbol con mi padre”. Yo tuve la suerte de que mi padre me iba informando de todo. Cuando venía, íbamos juntos al estadio etc. Pero claro, no era lo mismo. Y fíjate, a mí siempre me gustó el Atleti, pero cuando empecé a echarlo de menos, fue incluso a más ese sentimiento de pertenencia. Las ganas de Atleti se hicieron mucho mayores. Con los años, hice a mi hijo socio de la peña en la que yo estaba y luego se hizo socio su padre también. Viajábamos con el Atleti a donde hiciera falta. Y cada vez que veníamos a Madrid, evidentemente, íbamos al Calderón.

¿Se tiene más ilusión por el Atleti viviendo lejos de Madrid?

Yo creo que lo disfrutas más. Como no puedes ir cada dos semanas al Metropolitano, cuando se da la oportunidad lo valoras mucho más. Y no hablo solo por mí. A la gente de mi peña le ocurre igual. El Atleti une. Familia rojiblanca, ya sabes (risas).

Tan fuerte es su sentimiento que fundó hace unos meses la Peña Atlética de Alemania. ¿Cómo surgió?

La mayoría de los socios de nuestra peña son alemanes y, por diferentes razones, socios del Atlético de Madrid. Pertenecíamos a distintas peñas, pero no se movían lo suficiente y empezamos a cansarnos, no era lo que esperábamos. Así que nos pusimos manos a la obra. Necesitábamos algo más, algo que realmente nos identificase como peñistas que somos y como gente a la que le gusta viajar con el Atleti. La idea surgió en el partido que tuvimos contra el Leverkusen en 2022. En 2023 empezó a gestarse todo y a partir de ahí, fundamos el grupo. Decidimos que tenía que tener un nombre sencillo y que nos identificara, por lo que la llamamos Peña Atlética de Alemania. Estaba clarísimo (ríe).

Además de ser la presidenta de la Peña de Alemania, en la Unión es la coordinadora de las Peñas de fuera de España ¿En qué consiste su labor? Imagino que requiere tiempo y dedicación.

Sí. Requiere bastante tiempo. Mi función es contactar con gente que quiera montar una peña en cualquier parte del mundo y que necesite ayuda. Yo tengo la suerte, gracias a los viajes que he hecho, de conocer a mucha gente y de tener muchos contactos, siempre me he movido mucho. Y me ha sorprendido muchísimo el hecho de que haya interés en formar peñas en India, en Costa Rica, en Chile… En lugares en los que no te puedes ni imaginar. Se nota que estamos llegando a más gente.

A mí me han contado historias asombrosas de gente que he conocido en los viajes. Personas que han venido de Erasmus a España, se han enamorado del Atleti y han creado una peña en Finlandia, por ejemplo. Te puedo contar casos maravillosos. Pero no es sencillo gestionar una peña desde tan lejos. Hay gente que quiere, pero está muy perdida. Mi labor es facilitarles el proceso y hacerles ver que se puede.

Ha llevado hasta Colonia, la ciudad en la que vive, el primer Encuentro de Peñas Europeas del Atleti. ¿Cómo se consigue eso?

Con mucho tesón, y también con contactos. Yo siempre digo que son básicos. Si la gente te conoce y sabe cómo eres y cómo trabajas, va a mostrar interés. Y luego aparte, porque había necesidad de un encuentro así. Las peñas en el extranjero estamos bastante abandonadas.

¿Qué balance hace del Encuentro?

Muy bueno. Para la gente de mi peña fue sensacional conocer a otra gente de países vecinos con la misma pasión. A raíz de eso, se formó un viaje y vinieron a Madrid, por primera vez al Metropolitano. Fue impresionante. Tengo un chico en la peña que tiene todas las copas del Atleti tatuadas y no ha estado nunca en su vida en Madrid. Y claro, Luis, el representante del club que vino, vio tanta ilusión que dijo: “¿Cómo es posible que esta gente no haya estado en el estadio todavía?”. Y a quienes quisieron apuntarse les pagó la entrada para un partido de Liga. Yo se lo dije: “Es que tenéis que verlo”. El Atleti tiene que ver lo que hay fuera. Esta gente vino por primera vez y alucinaron. Ese día pensé: “Por estas cosas merece la pena tener una peña”

¿Habrá más?

Seguro que sí. Tenemos muchas ganas de que se siga haciendo y la certeza de que esto seguirá creciendo.

En este tipo de encuentros imagino que uno se da cuenta de que no está solo…

Yo lo he mamado porque lo tenía en casa. Pero te encuentras con algunos casos. .. Por ejemplo, el del chico de mi peña que tiene tatuados los títulos. Luis le dijo: “Si no tienes espacio. Si ganamos otra copa, ¿dónde te la vas a tatuar?” (risas). Y él respondió: “Tú no te preocupes, que ya encontraré yo sitio”. Es una cosa impresionante. Tiene tres niños y los tres son socios del Atleti desde que nacieron. Este hombre no ha estado nunca en Madrid, y va a todos los partidos de Europa que puede. Otro caso es el del tesorero de nuestra peña, que se hizo socio del Atleti cuando todavía vivía en Alemania del Este. Se enteraba de lo que había hecho el equipo el domingo, el miércoles o jueves porque no había otra manera. Él es acérrimo, va a aún más partidos que yo, y no habla ni una palabra de español, ni de inglés. ¡Le da igual! Es el que recoge las entradas en el hotel de concentración. Yo no sé cómo lo hace.

¿Qué intenta transmitir a los peñistas de fuera de España?

Sobre todo, ese sentimiento de hermandad. Para mí, eso es básico. Cuando viajamos, no vamos sacando pecho. Vamos con la cabeza bien erguida, pero con esa humildad con la que hay que ir, con esa unión que te da saber que perteneces a una familia rojiblanca.

¿Algún proyecto en mente? ¿Un sueño por cumplir?

El sueño de todos los atléticos: celebrar una Champions, por supuesto. Estoy ya reservando en Londres (risas). Me gustaría que tuviésemos un equipo que funcionase siempre con ese buen rollo que tenemos ahora en el banquillo. Yo quiero que el Cholo viva para siempre y que se quede para siempre también. Es la persona que nos ha entendido. Mi padre siempre lo decía: “Al Atleti hay que entenderlo”. La primera vez que fui al fútbol fue cuando mi padre me regaló una entrada para la Copa del Generalísimo contra el Real Madrid. Nos ganaron de aquella manera. A salir, le dije a mi padre que era injusto y mi padre me contestó: “No siempre gana el que más goles mete”. Esa frase a mí se me ha quedado para toda la vida. Sería un buen titular para esta entrevista.

Víctor Gómez

Periodista


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