CON EL ATLETI FEMENINO A HUESCA

Ver al Atlético de Madrid Femenino en una final de la Copa de la Reina no es ya, por suerte, nada fuera de lo normal. Tenemos un Femenino que da la talla, aunque esta última temporada haya estado algo flojeras. Y yo tengo grandes recuerdos de finales coperas (recuérdese Butarque en 2023) y por supuesto no me pensé ni un segundo asistir a esta.
Compré mi entrada ni sin esfuerzo, la web de la RFEF deja mucho que desear, pero con el enlace que me pasó Luis (peñas del Atleti) todo resultó más fácil. Acordé con Inés, buena amiga y presidenta de la peña Las Colchoneras (la única del Femenino) formar un grupo de viaje, ya que es mejor recorrer la distancia que separa Huesca de Madrid en compañía.
No podía yo sospechar que esos planes cambiarían cuando durante la fiesta anual de Rojiblancas Lola Romero, presidenta del Atlético de Madrid Femenino, convenció a algunas de las presentes para asistir y mi amiga Txus Rojas se hizo un “sujétame el cubata” y apuntándose al viaje. Decidí, por lo tanto, irme con ella, lo que me ahorraba él madrugón considerable que conllevaba irme con Las Colchoneras.
Así que nos pusimos las dos de camino el 7 de junio, día de la final, bajo un sol espléndido y dispuestas a llegar a tiempo a la zona fan que se había preparado para ambas aficiones. Recorrimos los casi 400km sin contratiempos y llegamos a El Alcoraz, sede de la final, a eso de la una y bajo un sol de justicia. Decidimos aparcar cerca del estadio para salir inmediatamente después del partido, y nos saltamos la zona fan porque se había organizado una comida para las dos aficiones a la que estábamos invitadas a las dos de la tarde y no queríamos demorarnos.
El evento había sido planeado por la Real Federación Española de Fútbol en coordinación con los responsables de peñas del Atlético de Madrid y del FC Barcelona y tenía lugar en las dependencias del estadio El Alcoraz. Por parte del Atleti se había invitado a las peñas cercanas, y allí se dieron cita la Petón de Zaragoza, la de Jaca, Las Colchoneras, Rojiblancas, la de Polonia (que no falta nunca) la de Alemania (que también suele estar presente), y muchas que se me olvidan. Fue maravilloso ver a ambas aficiones sentadas a la misma mesa ante una comida que resultó además ser buenísima, cantando en conjunto, con un ambiente de fiesta inigualable y con ganas de celebrar. Sus cánticos se mezclaban con los nuestros y las banderas azulgranas con las rojiblancas, lo que daba a la sala un colorido y una atmósfera inolvidable. Gritando todos a coro “¡campeonas, campeonas!” dejamos claro que para todos los presentes las chicas, independientemente de resultado, ya habían ganado.
Para estrechar aún más los lazos entre las ambiciones, se había planeado una pequeña ceremonia de intercambio de bufandas entre las peñas; nos iban llamando a un improvisado fotocall donde dos peñas se intercambiaban sus respectivas bufandas, se saludaban deportivamente y mostraban las bufadas con orgullo. Un acto de hermandad que debería repetirse antes de cada partido y en cada estadio. La foto final muestra a todas las peñas con las bufandas y verla me llena de orgullo.
Decidimos acercarnos al un bar cercano, El cerro, donde ya habíamos estado antes de la comida para empezar la previa. El partido comenzaba a las siete de la tarde, así que había tiempo de sobra. Al igual que durante la comida, las dos aficiones celebraban juntas en completa paz y armonía. Allí tuvimos la suerte de conocer a nuevos colchoneros, la mayoría integrantes de la Peña Atlética de Jaca, con quienes pasamos un rato estupendo compartiendo risas y buen humor. De nuevo se entremezclaban los colores y los cánticos, y de nuevo se puso de manifiesto cuánto une tener un enemigo común (que viste de blanco, ya sabemos). Entre los fans se encontraba Lucía García, jugadora del Manchester United y de la Selección, con quien charlamos un rato.
Estuvimos celebrando el fútbol y la amistad entre peñas hasta que nos dirigimos al estadio, donde continuó el buen ambiente. A pesar de ser minoría, a los colchoneros se nos oía bien y no dejamos de arengar a las nuestras sabiendo que una victoria era algo muy difícil, pero ya sabemos que para nosotras no hay nada imposible.
No pudo ser, caímos por 2:0, pero ganamos algo mucho más preciado: amigos, experiencias, recuerdos, y eso es lo que cuenta. Porque el resultado cuenta, por supuesto, pero en este caso era lo de menos.
Muchas gracias a la Federación y a los responsables de peñas de ambos clubes por haber hecho posible un encuentro de amistad y hermanamiento; gracias a Las Colchoneras por haber organizado el viaje y por supuesto gracias a todos por hacer el fútbol que nos gusta: con hermandad, amistad y respeto.